"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

lunes, 21 de marzo de 2011

Por qué la izquierda mundial debería apoyar actualmente la intervención militar en Libia

Entiendo que el título no invita a la lectura del artículo. Las palabras “intervención militar” e “izquierda” no casan demasiado bien y chirrían en el oído de cualquier persona que se considere de izquierdas, realmente de izquierdas. Aún así les invito a que lean mis razonamientos y luego si lo desean juzguen según sus principios y convicciones. La historia de la humanidad se está acelerando y requiere que empecemos a revisar todas las posiciones y dogmas que durante todos estos años de aparente reposo histórico hemos adquirido y asimilado. La intención de este artículo es la reivindicación de un razonamiento marxista y revolucionario propio ante los acontecimientos que están ocurriendo en el Norte de África y Oriente Medio, liberado de los clichés antiimperialistas.

Antes de entrar en el fondo de la cuestión vale aclarar las premisas de las que parte mi razonamiento. En primer lugar espero que llegados a este punto del conflicto en Libia todos hayamos desechado ya la teoría del complot. No quiero entrar en detalle sobre esta cuestión pues mucho se ha hablado ya, mucho se ha escrito y algo he escrito yo también [1]. Solo quería aportar un detalle a esta cuestión, Gadafi en ningún momento acusa a occidente de un complot, es más, Gadafi acusa a los rebeldes de “drogados” y ser miembros de “Al Qaeda” en un intento de ganarse el apoyo de occidente. Gadafi sabe que es una rebelión interna, porque podía haber acusado a occidente de intervencionismo para ganarse el apoyo de su pueblo, pero no, prefirió arremeter contra los rebeldes para ganarse el apoyo de occidente.

En segundo lugar parto del hecho de que lo que se está produciendo en Libia es una revolución democrática. Como revolución democrática qué es, esperar ver banderas rojas es impensable, pues hubieran provocado desunión en las muchas voluntades contrapuestas que existen ahora mismo en la oposición, sin embargo han elegido espontáneamente un símbolo de unión que sirva a la heterogeneidad, la bandera de la independencia Libia (que también monárquica). En mi opinión, su uso se debe más bien a un símbolo de rechazo de la bandera verde más que un símbolo de añoranza de la monarquía. No hay una dirección clara en la oposición, es mas un conglomerado de intereses, organizaciones y activistas con un programa común, la caída de la dictadura de Gadafi y el anhelo de la democracia y los derechos humanos. Seguramente dentro de la oposición se encuentren elementos que intentarán, después de caído Gadafi si cae, aprovecharse para convertirse en los nuevos negociadores del petróleo libio con occidente, no lo niego; pero es probable también que el pueblo libio una vez caído Gadafi no permita cualquier otro sistema que no sea una democracia real, como por otra parte está ocurriendo ahora mismo en Túnez y Egipto.

En tercer lugar, Gadafi no es garantía de nada que se parezca a una democracia ni mucho menos a una democracia del proletariado o socialismo. Gadafi no es más ni menos qué Ben Alí y Mubarak, es exactamente lo mismo, un tirano enriquecido a costa de las riquezas del territorio que controla. Afirmar que el sistema político de Gadafi se puede reformar es entrar en el terreno de la ilusión y de la magia, Gadafi solo busca su bienestar y el de su familia y no el del pueblo Libio, prefiere llevar a su pueblo a la guerra civil antes que renunciar. Cierto es que los libios seguramente tienen unas condiciones de vida mejor que las de sus vecinos, pero no se trata solamente de condiciones de vida, se trata de democracia, libertad, justicia y de dignidad. Pues mientras el pueblo libio se reparte las migajas del beneficio del petróleo que le pertenece en cuanto derecho colectivo, una individualidad y su familia se queda la mayoría del beneficio para sí; exactamente como Ben Alí y Mubarak. Porque si razonamos de esta manera, es decir, que las buenas condiciones de vida respecto a nuestros vecinos nos vacunan de cualquier rebelión, es tanto como decir que en Europa nunca podremos rebelarnos, pues en comparación al resto del mundo no vivimos tan mal. Pero aún así nos rebelamos o lo intentamos, pues no solo se trata de condiciones de vida, sino de un sistema que nos oprime y nos anula, aunque en comparación con el vecino no estemos tan mal.

Dicho esto, no podemos sino apoyar a los rebeldes aún con todas las dudas que nos puedan generar su composición. Gadafi significa no cambio, parar la historia de Libia otros tantísimos años. Los rebeldes significan una oportunidad de democracia burguesa, y a partir de esta el nacimiento de una organización proletaria en post de un revolución socialista. Mucho se ha hablado sobre este punto en la historia del pensamiento socialista y marxista, y todas las corrientes coinciden en la necesidad de la democracia burguesa, pues es donde el proletariado adquiere su conciencia de clase. Y lo vemos en Libia, Gadafi se encargó de eliminar cualquier tipo de oposición, burguesa, socialista, de todo tipo. No cabe esperar entonces que del régimen de Gadafi nazca una fuerza socialista, pues no se dan las condiciones necesarias para ello, pero sí una fuerza heterogénea que reclame democracia, como está ocurriendo. Todavía estoy deseando leer un análisis marxista sobre la situación de Libia actual que me haga ver que tienen que hacer los rebeldes o como debe ser esta rebelión para que la izquierda europea y latinoamericana los apoye sin reservas.

Desde este apoyo sin reservas a los rebeldes, debemos observar entonces sus reivindicaciones, las cuáles se pueden resumir en exigencia de democracia para Libia, petición de ayuda internacional que se concreta en armas y una zona de exclusión aérea y la no intervención extranjera terrestre en Libia. Los rebeldes han expresado claramente que son ellos los que tienen que derrocar a Gadafi y no quieren soldados extranjeros en Libia o se volverán contra ellos. La resolución 1973 adoptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas va incidir efectivamente en la necesidad de una zona de exclusión aérea, protección de los civiles y zonas habitadas por civiles; e impide explícitamente la intervención terrestre ocupando el territorio. Entiendo después de analizar dicha resolución en profundidad que no se impide el uso de la misma para fines imperialistas, no lo niego. Tampoco dudo de que dicha resolución se intentará usar para fines imperialistas y el control del petróleo libio, no lo niego. Es más, según el sentido del voto de cada una de las potencias en el Consejo de Seguridad podemos adivinar o entrever cuáles voluntades ha comprado Gadafi y cuáles voluntades han comprado los rebeldes. Pero aún así, a nivel internacional no hay otra alternativa si apoyamos a los rebeldes sin reservas, pues ellos lo han pedido aún con el riesgo probable de una invasión imperialista terrestre en Libia, que de momento no se ha producido.

La posición de la izquierda española ha sido la del “no a la guerra”. Entiendo la posición en la teoría pero no en la práctica. Intentaré explicar este extremo haciendo uso de las declaraciones del eurodiputado Willy Meyer [2]. A través del artículo citado encuentro que Meyer insiste en que "la solución a este conflicto que se ha convertido en una guerra civil es la presión político-diplomática para emplazar a las partes a un alto al fuego verificable con presencia de observadores internacionales y a que se establezca un calendario para unas elecciones que permitan al pueblo libio el ejercicio de su autodeterminación. No se puede tolerar ninguna injerencia militar". En la teoría a mí, y creo que a cualquiera que esté leyendo estas líneas, nos gustaría que todos los conflictos se solucionaran dialogando, pero en la práctica no siempre puede ser así. Gadafi antes de la intervención imperialista afirmó que iba a tomar Bengazi a fuego y sangre y que iba a ir casa por casa represaliando a los rebeldes. Si los aliados no hubieran intervenido seguramente Gadafi habría cumplido sus amenazas y entonces ya no habría dialogo posible, pues una de las partes simplemente ya no existiría, estarían muertos o desaparecidos. En la práctica la posición del dialogo y de no intervención significa el exterminio de los rebeldes, nos gustaría que fuera de otra forma pero terriblemente es así. Gadafi posee la potencia militar y por ello estaba ganando la guerra, y desde su régimen en ningún momento se propuso un alto el fuego antes de la intervención militar imperialista. Gadafi no quería dialogar, quería tiempo para aplastar la rebelión. Solamente después de la intervención imperialista se habla de alto el fuego, pues las fuerzas militares se han equilibrado, o se han decantado hacia la parte rebelde. En la teoría la situación ideal hubiera sido una salida de Gadafi con las menos pérdidas de vidas humanas posibles, como ha ocurrido en Túnez y Egipto, pero en la práctica no ha sido así. Debemos asumir que las revoluciones son violentas, no porque las personas que se alzan sean unos asesinos sin piedad ávidos de sangre y venganza, sino más bien porque quién ostenta el poder o se beneficia de él no quiere dejar su posición sin luchar, aunque en Libia se ha llevado esta lucha hasta extremos de guerra civil. La diferencia en Libia no la marca el imperialismo, sino la actitud de un Gadafi que no va a dejar el poder a no ser que lo echen por la fuerza, como ya ha demostrado.

En este caso, los imperialistas no han empezado una guerra. Como reconoce el propio Meyer ya existía una guerra civil en curso, y de las afirmaciones de Gadafi deducimos que su intención era aplastar a los rebeldes sin contemplación. Estoy de acuerdo con la intervención militar no porque piense que la comunidad internacional deba echar a Gadafi a bombazo limpio, esto debe ser tarea del propio pueblo libio, sino porque lo contrario hubiera significado el extermino de las fuerzas rebeldes y el mensaje al resto de pueblos árabes que se están alzando en sus respectivos países que el uso de la fuerza militar para reprimir las rebeliones será permitida por la comunidad internacional. ¿Cómo defenderemos en un futuro próximo que la comunidad internacional haga algo ante las represiones en Bahrein y Yemen si no apoyamos ahora que se haga algo ante el más que posible exterminio y la más que posible represión en Libia?

Estoy de acuerdo con la intervención militar en los términos actuales porque los propios rebeldes, que considero la fuerza en estos momentos revolucionaria en Libia, lo desean así y la necesitan. Yo no se quién para decir a los rebeldes como deben llevar su rebelión, ni yo no soy quién para decir a los rebeldes que en la práctica se deben dejar aplastar porque la izquierda mundial no tiene fuerzas para ayudarlos y la izquierda mundial no va a permitir que los ayude el imperialismo, que tiene intereses petrolíferos en la zona. Cuando los imperialistas entren en Libia o intenten realizar operaciones militares en contra del criterio de los rebeldes, entonces estaré en contra. Mi apoyo estará siempre sin reservas con los rebeldes hasta que caiga Gadafi. Cuando caiga entonces deberemos observar, analizar y volver a decidir.

La práctica y la realidad una vez más nos hacen tener que replantearnos nuestras convicciones teóricas.

Pedro Luis López Sánchez
La Estrategia Global - http://laestrategiaglobal.blogspot.com/

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[1] Pedro Luis López Sánchez, La rebelión árabe y la revolución permanente, http://laestrategiaglobal.blogspot.com/2011/02/la-rebelion-arabe-y-la-revolucion.html

domingo, 6 de marzo de 2011

La miseria del antiimperialismo (al menos el uso actual del término)

La rebelión Libia nos está obligando a posicionarnos, y por lo tanto, algunas máscaras empiezan a caerse para desvelar realmente cuales son los planteamientos ideológicos de unos y otros. Ya no valen titubeos, posiciones equidistantes y silencios. Libia obliga a estar o no estar.

Me llama profundamente la atención como se está usando el término antiimperialismo como única defensa de posiciones pro Gadafi, o al menos, condescendientes con Gadafi y no claramente a favor de la rebelión Libia. Comprobado que en el centro y fondo de la discusión actual se encuentra lo que entendemos por antiimperialismo, cabe entonces preguntarse qué es eso del antiimperialismo y preguntarnos cuál es el uso actual del término.

Yendo al origen de la idea desde un punto de vista marxista, es necesario citar a Lenin.

(...) Pero las definiciones excesivamente breves, si bien son cómodas, pues resumen lo principal, son, no obstante, insuficientes, ya que es necesario deducir de ellas especialmente rasgos muy esenciales del fenómeno que hay que definir. Por eso, sin olvidar la significación condicional y relativa de todas las definiciones en general, las cuales no pueden nunca abarcar en todos sus aspectos las relaciones del fenómeno en su desarrollo completo, conviene dar una definición del imperialismo que contenga sus cinco rasgos fundamentales siguientes, a saber: 1) la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este "capital financiero", de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes. (...)” [1]

Entiendo que todos podemos reconocer en la cita de Lenin la situación actual. La globalización o el desarrollo global del capitalismo ha traído consigo términos como la dictadura de los mercados y el aumento del poder de organizaciones supranacionales capitalistas como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización Mundial del Comercio (OMC), agencias de calificación, multinacionales, etcétera. En todas estas organizaciones supranacionales no legitimadas por la ciudadanía reconocemos los puntos del 1 al 4 de la cita de Lenin, que podemos resumir en el control de las políticas nacionales a través de las presiones financieras y de los mercados. Cabe pararse a analizar el punto número 5, el reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. Distingo dos concepciones diferentes del control del territorio por parte de las potencias capitalistas.
  • La concepción del imperialismo británico. El imperialismo británico comprendido entre los siglos XVI al XX se basaba en el control militar del territorio. A través de la acción militar se controlaba la vida pública, política y comercial de los territorios ocupados en beneficio de la metrópoli.
  • La concepción del imperialismo estadounidense. El imperialismo estadounidense es más sutil aunque actualmente, con la crisis financiera, es más visible. Es el control comercial de los territorios con la continúa amenaza de la fuerza. Este control comercial se hace de varias maneras o una combinación de ellas, a saber, a través de presiones de organismos supranacionales como el FMI o la OMC, implantación de multinacionales en el territorio, control político de las dictaduras o democracias a través de la corrupción, golpes de estado. Detrás de este control comercial siempre está presente la amenaza del uso de la fuerza, de la capacidad armamentística, por parte de las potencias capitalistas más importantes. Hay que destacar que la forma más habitual que usa el imperialismo estadounidense para controlar un territorio del cual ha perdido el control es el golpe de estado usando fuerzas militares internas del país en cuestión, casos Venezuela 2002 y Honduras 2009.
Aunque he usado dos países concretos para definir las diferentes concepciones que encuentro en el control de los territorios, esto no excluye que EE.UU use en ocasiones la forma imperialismo británico, casos de Vietnam, Afganistán e Irak entre otros.

Volvamos a Libia. Bajo el prisma imperialismo/antiimperialismo que se deriva de este análisis y más allá de otros análisis de la situación económica y social de Libia, se pueden distinguir dos constataciones:
  • En Libia existe una rebelión popular, no es un golpe de estado militar al uso.
  • Libia ya era un territorio controlado por el imperialismo, las multinacionales del petróleo ya se encontraban en territorio Libio y el FMI aplaudía las políticas económicas libias [2].
Llegamos a la conclusión pues, de que realmente estamos ante una rebelión en contra del régimen Libio y su deriva pro imperialista y pro capitalista por razones en su mayoría globales más allá del propio contexto libio. Es una rebelión árabe en contra del imperialismo dominante en la región, incluido el territorio de Libia. Y sin embargo la izquierda europea y latinoamericana duda en que posición adoptar, pues el significado del término antiimperialismo ha sido secuestrado para definir solamente posturas anti-estadounidenses, y EE.UU se ha posicionado en contra de Gadafi. Esta concepción del antiimperialismo, esta concepción que no conlleva más análisis que colocarse en frente de la política adoptada de EE.UU, es la que califico de mísera y pobre.

De las recientes palabras de Fidel Castro, deduzco que reconoce en cierta manera que la rebelión en Libia no ha sido provocada por el imperialismo estadounidense, aunque obviamente el imperialismo intenta sacar partido de la situación actual.

"(…) El imperialismo y la OTAN seriamente preocupados por la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe, donde se genera gran parte del petróleo que sostiene la economía de consumo de los países desarrollados y ricos no podían dejar de aprovechar el conflicto interno surgido en Libia para promover la intervención militar. (…)" [3]

Aún así, es un claro ejemplo de concepción del antiimperialismo simplemente como la postura contraria a la política adoptada por EE.UU; cuando la postura antiimperialista, en mi opinión, debería ser la de apoyo y sustento a los que luchan en contra de un régimen pro imperialista y pro capitalista por muchos avances sociales que en teoría haya realizado en el país y por muchas incertidumbres que tengamos sobre el resultado final de esta lucha o del carácter de la rebelión.

Por otra parte, el presidente venezolano Hugo Chavez promueve una mediación internacional, promueve en otras palabras una salida airosa de Gadafi, un no-cambio, un frenazo a la rebelión. Si entendemos la revolución como un proceso de cambio, incluso si entendemos el comunismo como “el “movimiento real”, al decir del propio Marx, que refuta y supera el estado de cosas actual” [4]; proponer un no-movimiento, un no-cambio, es equivalente a hacer una propuesta contrarrevolucionaria. Y si cabe alguna duda de la alineación de Chavez con Gadafi, el propio Gadafi en estas últimas horas está solicitando la entrada de una delegación de la ONU en la zona [5], en contra de lo declarado por los rebeldes que no desean ningún tipo de intervención extranjera en Libia.

Si hacemos un poco de memoria, la declaración del carácter socialista de la revolución cubana se fecha el 16 de abril de 1961, algo más de dos años después del triunfo de la revolución y cuatro años después del inicio de la misma. ¿Alguien se imagina a algún sector de la izquierda de aquel entonces proponer en ese periodo de cuatro años una mediación internacional al conflicto cubano?

La concepción actual del antiimperialismo nos lleva a centrar el análisis sobre el peligro de la intervención de la OTAN en Libia, evitando así (intencionadamente o no) cualquier análisis sobre el carácter de la rebelión Libia en concreto, y de la rebelión árabe en general. Estamos tan obsesionados con EE.UU que aún no hemos analizado el papel de contrapoder que está ejerciendo China en este asunto. Del imperialismo burocrático chino, si se me permite la expresión.

Sin embargo, y en contraposición a la actitud conservadora y equidistante de los líderes socialistas latinoamericanos y europeos (por ejemplo del Partido Comunista de España [6]); encontramos apoyos a la rebelión libia de parte del Partido Socialista de los Trabajadores de Argelia [7], partido tunecino de Izquierda Renovación [8] y Partido Comunista de Egipto [9]; por citar algunos. También el Secretariado Unificado de la IV Internacional se posiciona al lado de los rebeldes libios [10].

El uso del término antiimperialismo en la actualidad, en cuanto posición contraria a la de EE.UU, nos lleva a la conclusión de que la OTAN no debe entrar pues derrocaría a Gadafi para poner un dictador o una democracia controlada. Pero un análisis más profundo debería llevarnos a la conclusión de que la entrada de la OTAN es peligrosa porque desarmaría al pueblo armado que se ha levantado contra su tirano. Y la diferencia no es banal, pues mientras en el primer caso nos lleva a posicionarnos junto a Gadafi, en el segundo caso nos estamos posicionando junto a los que se han alzado en armas. ¿Y qué es la revolución sino el pueblo armado que se alza en contra del poder establecido?

En la actualidad, la causa antiimperialista es mísera en su tercera acepción, “pobreza extremada” [11], en cuanto simple y falta de raciocinio, pero también es mísera en su cuarta acepción, “plaga pedicular, producida de ordinario por el sumo desaseo de quien la padece” [11], porque se extiende como una plaga de piojos que chupa la sangre y debilita cualquier análisis razonado, socialista y marxista de las realidades a las cuáles nos enfrentamos.

Evitemos, pues, que el antiimperialismo nos impida adoptar una posición anticapitalista.

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[1] V. I. Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, Ediciones en lenguas extranjeras, Pekin 1975, páginas 113 - 114

[2] Telesur, FMI felicitó a Libia por logros macroeconómicos, http://multimedia.telesurtv.net/23/2/2011/27624/fmi-felicito-a-libia-por-logros-macroeconomicos/


[4] Carlos Rivera Lugo, El comunismo jurídico, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=117096

[5] Diario Público, Gadafi invita a la ONU a inspeccionar Libia, http://www.publico.es/internacional/364755/gadafi-invita-a-la-onu-a-inspeccionar-libia

[6] Partido Comunista de España, Ante los asesinatos de manifestantes en Libia, http://www.pce.es/secretarias/secinternacional/pl.php?id=4460

[7] Parti Socialiste des travailleurs, Non au massacre du peuple libyen! Solidarité!, http://membres.multimania.fr/pstdz/position.htm#Libye

[8] Mouvement Ettajdid, Solidarité avec la Révolution du People Libyen, http://ettajdid.org/spip.php?article613

[9] Communist Party of Egypt, http://egyptian.wordpress.com/

[10] Buró Ejecutivo de la IV Internacional, ¡Apoyo a la revolución libia! ¡Fuera Gaddafi!, http://puntodevistainternacional.org/spip.php?article350

[11] Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, definición de miseria, vigésima segunda edición, http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=miseria