"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

jueves, 28 de junio de 2012

¡Es la superestructura!

Austeridad, crecimiento, decrecimiento y marxismo

Estas últimas semanas toca hablar del rescate y de como nos va a afectar en nuestro quehacer diario, sin embargo, el rescate es inevitable y una obviedad en las condiciones económicas actuales. Inevitable no en sentido absoluto, claro, sino en sentido relativo, relativo al modelo económico y más profundamente, relativo a la superestructura (o meta-modelo) que define el modelo económico. Por lo tanto no voy a hablar de rescates, al menos no directamente, sino de por qué en términos relativos el rescate es inevitable; y más profundamente, de cuáles son estos términos relativos. Para ello habrá que aclarar, al menos someramente, algunos términos que se usan en la actualidad.


Se ha instalado en Europa una nueva idea, el crecimiento. El crecimiento en contraposición a la austeridad promovida por Alemania. Todos hablan del crecimiento como la solución a todos los problemas europeos, reduciendo la complejidad de la crisis a la elección Austeridad – Crecimiento. Ya tenemos un nuevo debate de fanboys, junto a los ya conocidos Derecha – Izquierda, PP – PSOE, Rojo – Azul, Barça – Madrid; sí, ahora se une Austeridad – Crecimiento. - Yo es que soy de los de crecimiento -, diría uno, - ah, pues yo prefiero la seriedad alemana, la austeridad -, le contesta otro, - pues yo prefiero la austeridad con crecimiento -, sentencia un tercero en discordia. Debates de altura.

Para comprender la diferencia entre austeridad y crecimiento es necesario explicar, aunque sea brevemente, el funcionamiento de la economía capitalista. El ciclo productivo capitalista se podría explicar con la ecuación D – M – P – M' – D', donde el dinero (D) pasa por un proceso de producción (P) de mercancías (M) para producir otras mercancías (M') que den más dinero (D'). De donde se deduce que para producir, se necesita de una inversión de dinero (D) inicial, con el objetivo de conseguir más dinero (D'). Desde el punto de vista del capitalista financiero, la ecuación se podría reducir a D – D' (donde D' > D), donde por ejemplo, se deposita dinero en el banco que luego genera unos intereses, dando la sensación de que el dinero genera más dinero de forma autónoma, desligándose del proceso productivo. Lo que Marx denominaba el fetichismo del capital. Cuando el ciclo productivo falla, por ejemplo porque las empresas no pueden vender sus productos, el capitalista financiero no puede obtener beneficios de su inversión, y llega la crisis financiera. Cuando esto ocurre, la falta de inversión provoca que no se puedan reiniciar los procesos productivos y la economía se hunde aún más.


Los países periféricos de la Unión Europea están (estamos) inmersos de lleno en una crisis económica provocada por una crisis financiera. Sin embargo, el sistema financiero alemán aún no se ha contagiado. Aún así Alemania corre el riesgo de entrar en recesión si el dinero que sus bancos tienen invertido en los países periféricos (más bien en los bancos y empresas de estos países) no es devuelto al entrar estos en default, bancarrota. De ahí que Alemania promueva ayuda (rescates) a cambio de austeridad en las cuentas públicas, con el fin de que los Estados se hagan cargo de las deudas privadas que los bancos y empresas nacionales tienen con los bancos alemanes. Hay que hacer notar que si a la falta de inversión privada, le sumamos un Estado que gasta lo menos posible, se ahonda en la recesión, porque hay menos capacidad de inversión para reproducir los ciclos productivos capitalistas.

Para los países periféricos el rescate es inevitable bajo este modelo económico. Sin inversión la economía se para y se deja de producir, por lo tanto se hace necesario rescatar a los bancos. Aún así existe otra salida dentro de este modelo. Frente a la austeridad, como decíamos, ha aparecido el concepto de crecimiento. El crecimiento lo que busca es inversión pública para reiniciar los ciclos productivos capitalistas, ya que la inversión privada en una crisis financiera se hunde. En la Cumbre del Crecimiento realizada en Roma se ha decidido promover en la Unión Europea que el 1% del PIB de la misma se destine a políticas de crecimiento, inversión pública. Aún así se plantean otras preguntas, ¿qué producimos?, ¿quién lo va a comprar?, ¿de verdad necesitamos producir más para asegurar el bienestar humano en el planeta?, ¿es sostenible un crecimiento hacía el infinito que al fin y al cabo es lo que subyace de la ecuación D – M – P – M' – D'?

El crecimiento infinito en un sistema de recursos finitos (el planeta) no es sostenible. Quizá hace un siglo o dos hacia atrás no era evidente, pero cada vez lo es más ante una realidad que es ya mayoritariamente aceptada en la comunidad científica, el cambio climático provocado por la acción del ser humano en el planeta. Existe una medida (más o menos compleja de calcular) para estimar el impacto humano en su modo de vida en el planeta, la huella ecológica. La huella ecológica representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos necesarios para generar los recursos necesarios y además para asimilar los recursos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida. El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, compararlo con la biocapacidad del planeta. Desde un punto de vista global, se ha estimado en 1,8 ha² la biocapacidad del planeta por cada habitante y año. Con los datos de 2005, el consumo medio por habitante y año es de 2,7 ha², por lo que, a nivel global, estamos consumiendo más recursos y generando más residuos de los que el planeta puede generar y admitir [1]. Por lo tanto, actualmente, el sistema económico capitalista hace que el planeta sea deficitario.


Llegados a este punto, algún economista liberal o social-liberal estará pensando que estoy pasando por alto intencionadamente el productivismo soviético. Y aunque podemos reconocer los estragos del productivismo burocrático en el desastre de Chernobil por ejemplo, el productivismo existente actualmente está relacionado únicamente a la lógica de producir hasta el infinito y el crecimiento como motor de la economía capitalista.

En contraposición al crecimiento y a la acumulación infinita de capital, surge el pensamiento político, económico y social del decrecimiento. El decrecimiento aboga por una disminución controlada y racional de la producción y el consumo, para encontrar un equilibrio de la vida del ser humano con el clima y los ecosistemas. Pero he aquí que llegamos a un callejón sin salida aparente, ya que sin crecimiento la economía capitalista se para, pues el crecimiento es en sí mismo el motor de la economía.

Si para salir de la crisis necesitamos de políticas de crecimiento, pero el crecimiento y el productivismo provocan el aumento de la huella ecológica, ¿quiere decir esto que el ser humano está sin remedio destinado a acabar con el planeta debido a que el único sistema económico posible es el capitalista?, ¿otro sistema económico no basado en el crecimiento es posible?

Para entender este callejón sin salida hay que ahondar más profundamente en las causas de la crisis actual. Si uno escucha a los economistas capitalistas se dará cuenta que, en general, todos ponen como causa principal de la crisis actual una crisis financiera. Pero he aquí que la crisis financiera no es un hecho natural ante el cual debamos resignarnos, no, la crisis financiera tiene a su vez sus causas. Se puede establecer como causa principal de la crisis financiera mundial la caída de Lehman Brothers debido a una burbuja inmobiliaria en EEUU, la burbuja de las hipotecas subprime. ¿Qué es una burbuja? Una burbuja consiste cuando una actividad productiva (por ejemplo la construcción de viviendas en el caso español) tiene mucha inversión, el precio sube debido a la especulación en dicho sector, se produce por encima de la demanda y finalmente el precio se derrumba debido a que no hay nadie que pueda comprar todo lo que se ha producido. Un burbuja es una crisis de sobreproducción y cuando esto se contagia a otros sectores de la economía se denomina crisis de sobreproducción general. Efectivamente, la causa principal de la crisis actual y de las crisis capitalistas en general es que se produce demasiado, por encima de nuestras posibilidades que diría alguno.



En última instancia, es en la superestructura que subyace del ciclo productivo capitalista en donde se encuentran las causas últimas de las crisis. La superestructura es el conjunto de pilares filosóficos, éticos y de relaciones sociales que sustentan el sistema económico. Tenemos un sistema económico, el capitalista, basado en el interés y el enriquecimiento privado como motor de la economía, basado a su vez en la propiedad privada sobre los medios de producción. De esta manera, los medios de producción están puestos al servicio del afán de enriquecimiento y acumulación de capital de una minoría que no tiene por qué suponer el bienestar de la mayoría. Un cambio de visión de la economía para ponerla al servicio del bienestar humano debe pasar irremediablemente por un cambio en el concepto actual de propiedad.

Todo cambio civilizatorio ha supuesto un cambio en el concepto de propiedad. Debemos centrar el debate y empezar a pensar en otro tipo de propiedad sobre los medios de producción que nos permita avanzar en el objetivo de una existencia armoniosa del ser humano en el planeta. Una propiedad centrada en el bienestar humano, una propiedad común.

Pedro Luis López Sánchez – Twitter @estrateglobal

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[1] Huella Ecológica, Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Huella_ecol%C3%B3gica